¿Cómo me muevo si donde vivo no es bueno y…. soy una planta?
En los seres humanos, como organismos que somos, cuando las condiciones no están a nuestro favor, ya sea por desastres naturales, escases de alimento, desempleo u otros factores, tendemos a migrar a lugares con mejores oportunidades. Lo mismo ocurre con otros animales que, como ejemplo, tenemos a la fantástica migración que se da en África, en donde cientos de miles de animales migran del Serengueti, Tanzania, a Maasai Mara, Kenia, en búsqueda de pastos con los que alimentarse. Pero, ¿Qué ocurre con las plantas si las condiciones en donde se establecieron no son las ideales?
Sabemos que la única forma que tienen las plantas de trasladarse de un lado al otro es cuando su vida apenas comienza y es cuando se encuentran en forma de semillas y, cuando crecen parecería que son incapaces de decidir si las condiciones en donde crecieron son las ideales para quedarse o moverse de sitio. Sin embargo, para cambiar sus condiciones, requerirían obtener y procesar información del ambiente y, de alguna manera, cambiar las forma que tienen sus semillas y eso, de acuerdo con Carlos Martorell y Marcella Martinez, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, es exactamente lo que pasa en la planta Heterosperma pinnatum.
En entrevista con Historias Cienciacionales, Martorell comenta, “Existen muy pocos estudios que tratan este tema; sin embargo, hay muchas especulaciones en el mundo al respecto”
En la planta, de acuerdo con la investigación, se encontró que cuando el ambiente que la rodeaba era muy seco o la competencia por los recursos era alta, la planta promovía la producción de semillas con una alta capacidad de dispersión, siendo completamente diferentes a las semillas producidas por las plantas que se encontraban en zonas en donde las condiciones eran favorables (mayor humedad y menor competencia por recursos).
“Esencialmente, las estructuras que poseen las semillas con alta capacidad de dispersión presentan la función de adherirse a los animales y, conforme se les cae el pelo, se dispersan las semillas, lo que hace que viajen distancias de cientos de metros ¡Que para una planta es muchísimo!”, comenta Martorell. En cuanto a las otras semillas, las distancias que presentan con respecto a su madre son de 10 a 20 cm.
El estudio, de acuerdo con Martorell fue una serendipia: “Nos encontrábamos estudiando la respuesta hídrica de muchas especies. Al principio no nos interesaba mucho el tema de las semillas pero, conforme avanzó el proyecto, nos dimos cuenta de que los datos acerca de las semillas eran muy interesantes”.
Por medio de la regulación de la proporción de cada tipo de semilla, dependiendo de las condiciones ambientales, la planta es capaz de decidir si sus descendientes continuaran explotando los recursos locales o se enfrentaran al riesgo de explorar nuevas tierras para mejorar sus oportunidades de sobrevivir y reproducirse.
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En la imagen observamos los distintos tipos de semillas que produce Heterosperma pinnatum. A la izquierda observamos una semilla sin estructuras de dispersión, las cuales usualmente se encuentran de 10 a 20 cm de su madre. A la derecha se observan dos semillas con estructuras dispersión, las cuales se adhieren al pelaje de los animales. Tomada por LFVV Boullosa.
Agradecemos al Dr. Carlos Martorell, Investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México por concedernos la entrevista.
Fuente en Oikos: Synthesising Ecology
Artículo en Oikos
via Tumblr http://historiascienciacionales.tumblr.com/post/65492653613