Para leer de Alan “Turing y el ordenador”
«Cuando estalló la Guerra, Turing estaba convencido de que Gran Bretaña sería invadida. Había convertido sus ahorros en lingotes de plata y los había enterrado secretamente en los bosques cercanos a Bletchley Park. Después había cifrado su ubicación y la había memorizado. (Desgraciadamente este código sí logró vencer a Turing. Tras la guerra, no logró recordarlo y nunca pudo recuperar sus lingotes de plata, a pesar de realizar varias «cazas del tesoro» sistemáticas y exhaustivas, y de que llegara a inventar su propio detector de metales).”
Alan Turing nació en la época en que era normal que los padres ingleses respetables dejaran a sus hijos al cuidado de personas ajenas. Creció en un ambiente en el que para ser una familia de clase media respetable, los hijos debían asistir a un colegio privado. Ingresó a Cambridge, una de las primeras instituciones matemáticas y científicas del mundo, cuando George Hardy, Arthur Eddington, Ludwing Wittgenstein eran tutores residentes e incluso fueron profesores. A pesar de esto, y de que Turing se convirtió en un becario residente de tan emblemática universidad y una de las mentes matemáticas más prometedoras de Gran Bretaña, su madre se seguía avergonzando de este niño sin remedio. De hecho, a pesar de que su abuelo paterno había sido estudioso de las matemáticas en Cambridge, y un ancestro materno suyo fue el que acuñó el término “electrón”, la familia se sentía orgullosa sólo porque éste último perteneció a la Royal Society.
Alan, de acuerdo con Paul Strathern, uno de sus tantos biógrafos, fue un niño desaliñado, raro y tartamudo que estaba desinteresado en hacer amigos y ganar popularidad. El autor menciona que el matemático prefirió hacer las cosas a su manera, siempre dentro del sistema, una actitud que mantuvo toda su vida y que probablemente le ayudó (y al mismo tiempo obstaculizó) en el desarrollo de su brillante carrera. En 1939 estalló la guerra contra los nazis y Turing fue destinado a tareas de inteligencia para descifrar códigos en Bletchley Park.
Fueron diferentes trabajos académicos, y su aportación para comprender el mecanismo de la máquina empleada por los nazis para comunicarse a través de mensajes encriptados, lo que le dio a Turing su pase a la inmortalidad. En 1937 publicó “Sobre los números computables, con una aplicación al Entscheidungsproblem» un trabajo que fue entendido por un número limitado de investigadores, mismos que admitieron que era excepcional. De hecho, hubo un retraso en la publicación de este texto pues no se encontraba a nadie que en este tiempo tuviera los conocimientos necesarios para juzgar la originalidad de la propuesta. Con este trabajo, la matemáticas fundamentales de la computabilidad quedaron claras, de ahí que se le considere a Turing el padre de las computadoras.
Para seguir conociendo a un hombre enigmático, les recomendamos leer el libro “Turing y el ordenador”, de Paul Strathern, y de la editorial Siglo XXI. Aquí podrán comprender la relevancia del trabajo del matemático que cambió el futuro de la humanidad, tanto por la importancia para el futuro, como por lo que significó en su época la propuesta de dicho planteamiento por las discusiones contemporáneas a Turing.
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Imagen de la portada del libro, tomada de este sitio.
Les recomendamos este artículo publicado por The Royal Society sobre Alan Turing (de libre acceso durante Marzo).
También les recomendamos este artículo donde se discute la película de “The imitation game” (y también “The Theory of everything”).
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