Las plumas evolucionaron para coquetear
En 1861, en Alemania, Archaeopteryx volvió a ver la luz después de 150 millones de años. Este fósil con características de dinosaurio y de ave se volvió casi inmediatamente famoso, ya que al tener rasgos de estos dos grupos parecía confirmar no sólo su estrecha relación, sino las ideas de Darwin sobre la evolución. Archaeopteryx fue considerado el primer ave, el “eslabón perdido” entre dinosaurios y pájaros. Sin embargo, sabemos en realidad poco de esta especie, ya que sus ejemplares, algunos de los cuales son simplemente una pluma, se podían contar con los dedos de las manos hasta hace algunos años.
En 2011 se descubrió el onceavo ejemplar de Archaeopteryx, y con él se develaron nuevos secretos.
Este ejemplar fue descrito este mes por Christian Foth y colaboradores, todos investigadores de universidades alemanas. Su preservación es asombrosa, sobre todo en el plumaje. Archaeopteryx poseía plumas tipo pináceas que se creía habían evolucionado como adaptación al vuelo. Estas plumas, a diferencia de los plumones (pachoncitas y de las que se hacen los edredones), son mucho más rígidas y poseen un raquis, eje central que les da mayor estabilidad. Pero el nuevo ejemplar de Archaeopteryx no sólo tiene plumas penales, sino que las tiene por todo el cuerpo, incluso en partes que no son necesarias para volar, como en las extremidades inferiores.
A partir de este hallazgo, los investigadores rastrearon en la historia evolutiva de varias aves basales y dinosaurios con plumas el rasgo de poseer plumas pináceas en diversas partes del cuerpo. Con esto se dieron cuenta de que este tipo de plumas estaban presentes en animales que muy probablemente no volaban, y que por lo tanto el vuelo se emprendió muchas generaciones y especies después de que aparecieran las plumas pináceas. Además, los resultados muestran que desde tiempos de los dinosaurios existía una gran diversidad en este tipo de plumas. Todo esto, sumado a los estudios en los que se han determinado los colores de plumas y patrones de coloración de dinosaurios y aves antiguas, incluido el Archaeopteryx, apuntan a que las plumas surgieron con una función relacionada con el pavoneo, es decir, para atraer al sexo opuesto. Posteriormente las plumas fueron “reclutadas” o utilizadas para volar, pero ésta no fue su función original.
Su función original era el coqueteo.
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