Un veneno para minimizar el dolor
La razón por la que a este molusco se le conoce como ‘caparazón de cigarrillo’ es porque puede matar en el mismo tiempo que uno tarda en fumar un cigarro. Vive en los océanos Índico y Pacífico, y su toxina permite inmovilizar a sus presas, e incluso matarlas. Su arma letal contiene numerosos compuestos llamados conotoxinas –el nombre viene de la otra forma como se conocen a animales: “conos”- mismas que pueden actuar como analgésicos en mamíferos.
Un grupo de investigadores australianos ha publicado una descripción sobre por qué estas toxinas inhiben el dolor. Dicho hallazgo permitirá desarrollar formas sintéticas de éstas sustancias para tratar ciertos tipos de dolores neuropáticos en humanos.
El dolor neuropático se da por el daño o disfunción del sistema nervioso; es debilitante y difícil de tratar. Este dolor crónico también está asociado con cambios en la transmisión de señales entre neuronas, las cuales son dependientes de calcio. Estos investigadores han observado que cuando una conotoxina en espacial es introducida en la regulación de calcio, su acción actúa de una manera que inhibe del dolor.
Sin embargo, el papel de la conotoxina aún no está claro. Es por esto que aún es muy pronto para utilizar a la toxina del caparazón de cigarrillo como un componente que actúe en los componentes celulares que regulan el calcio. De cualquier manera, abre el camino a entender cómo operan ciertas funciones celulares para así, conocer qué componentes deben ser blancos de medicamentos contra el dolor crónico.
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Fuentes:
Artículo original, Nota de Eurekalert.
Imagen que muestra a un caparazón de cigarrillo atacando a un pez. Tomada de este sitio.
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