La megaestructura alienígena que se hizo polvo de…

La megaestructura
alienígena que se hizo polvo de misterio                            

/ En octubre de 2015,
apareció una noticia de astronomía que vigorizó los anhelos de los
aficionados a la búsqueda de inteligencias extraterrestres. Un grupo
de astrónomos llevaba estudiando meses una estrella con un
comportamiento anómalo y entre las propuestas para explicarlo estaba
la de una superestructura de una civilización alienígena. Pero a
inicios de este año, parece que esa estructura se ha hecho polvo.

El astrónomo Jason
Wright, de la Universidad Estatal de Pennsilvania, fue el que sugirió
la idea. Había variaciones inusuales en el brillo de la estrella,
llamada KIC 8462852. y que originalmente había sido identificada por
el observatorio buscaplanetas Kepler y por ciudadanos que apoyaban
voluntariamente a los astrónomos debido a la gran cantidad de datos
que el telescopio genera a diario. Normalmente, las fluctuaciones en
la luminosidad de una estrella pueden indicar la presencia de
planetas alrededor de ella. Son minúsculos eclipses que podemos
detectar a miles de años luz. Pero en los datos del Kepler había
patrones difíciles de asociar al paso de un planeta. No se trataba
de un patrón regular y periódico. Los datos sugerían, más bien,
la presencia de varios cuerpos pequeños y erráticos que eclipsaban
el brillo de la estrella. Usualmente, la posibilidad de inteligencia
extraterrestre es la última en a lista de explicaciones de los
astrónomos. Pero en esa ocasión, el investigador se arriesgó a
incluir de manera explícita la siguiente hipótesis en la lista: ¿y
si ese patrón fuera causado por una megaestructura alienígena, en
específico, por una esfera de Dyson?

La esfera de Dyson
fue una idea propuesta por el astrónomo Freeman Dyson en 1960. Él
proponía una hipotética megaestructura construida alrededor de una
estrella con el fin de cosechar la energía solar. Decía que la
evidencia de este tipo de estructuras en alguna estrellas podría
indicar la presencia de civilizaciones inteligentes en el cosmos.

Luego de que la
noticia saliera a la luz, por todo el mundo se discutió la
posibilidad de que alrededr de KIC 8462852, hubiera una esfera de
Dyson. Era difícil que el entusiasmo no exudara en los textos. Sin
embargo, los investigadores dejaron claro todo el tiempo que esa idea
se trataba sólo de una propuesta más, y, la verdad, de la última
en la lista de las posibilidades. Entre las otras opciones, había
una nube de cometas, un disco circunestelar como los que hay
alrededor de estrellas jóvenes, una estrella oblongada que causaría
órbitas extrañas en sus planetas, e incluso el paso de una segunda
estrella frente a KIC 8462852 y que arrastrara material de tamaño y
movimiento irregular.

Los científicos no
se dejaron llevar por el entusiasmo. O por lo menos no lo
demostraron. Pero sí aprovecharon el revuelo mediático para obtener
recursos y con ellos hacer análisis más detallados. La astrónoma a
cargo del proyecto inicial de observación, Tabitha Boyajian, también
de la Universidad Estatal de Pensilvania, fundó en 2016 una campaña
en Kickstarter con el fin de comprar tiempo de observación en
telescopios de todo el mundo. Mil setecientas personas donaron poco
más de 100 mil dólares al proyecto, y con esos fondos, Boyajian y
sus colegas compraron tiempo en la Red Global de Telescopios del
Observatorio Las Cumbres, que coordina observatorios de todo tipo por
todas partes del mundo. De marzo a diciembre de 2017, se recogieron
datos de la estrella. Hace algunos días, el equipo publicó sus
primeros análisis en la revista Astronomical Journal Letters y los
resultados son contundentes y despiadados. Es sumamente probable que
todo sólo se trate de polvo estelar.

El equipo de
investigadores, que suma alrededor de 200 individuos, basa sus
conclusiones en un análisis del tipo de radiación que los
observatorios captaron de la estrella. Es posible analizar el brillo
de un astro en varios fragmentos del espectro electromagnético.
Cuando un cuerpo opaco pasa enfrente de una estrella, todo tipo de
luz es bloqueado. Pero en el caso de KIC 8462852, la luz azul era
filtrada más que la luz roja. La luz azul tiene una longitud de onda
más corta que la roja, lo que implica que puede ser bloqueada por
cuerpos pequeños. Esto significa que lo que sea que está entre la
estrella y nosotros no es un cuerpo opaco. No podría ser un planeta.
Ni asteroides. Y definitivamente tampoco megaestructuras alienígenas
como una esfera de Dyson. Pero quizá sí polvo estelar.

Este estudio
disminuye hasta casi cero las probabilidades de que haya una esfera
de Dyson alrededor de esta extraña estrella, que también ha sido
llamada “la estrella de Tabby”, por el apócope de Tabitha. Sin
embargo, no deja por ello de ser una estrella interesante. Todo ese
polvo tiene que venir de algún lado, y ahora el reto es plantear las
explicaciones para ello. Este primer análisis cancela también otras
explicaciones, como la de la estrella oblonga, o el de una colisión
de planetas. Así que el mismo Jason Wright arrojó una más: un
agujero negro entre la estrella y nosotros, que acumula polvo
alrededor de él.

El equipo ha
estudiado cerca del 10% de todos los datos que obtuvieron gracias al
apoyo ciudadano. Así que la historia de KIC 8462852 no está cerca
de terminar. Lo que sí parece haber llegado a su fin es la
improbable, pero ilusionadora idea de que había indicios de una
civilización extraterrestre avanzada en ella. No deberíamos, sin
embargo, perder el interés en ella por eso. Aún sigue siendo una
estrella que debe explicarse, y quién sabe si lo que encontremos sea
más espectacular que lo que estábamos esperando.

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En la imagen, una
representación artística del anillo de polvo alrededor de la estrella de Tabby, tomada de
Wikipedia:  http://ift.tt/1Lb7447

Aquí una nota de
prensa (en español) de los primeros reportes de la estrella:
http://ift.tt/2CUlv1H

Aquí el blog de
Jason Wright (en inglés) en el que propone la idea del agujero
negro:

http://ift.tt/2bMM8Fj

Aquí el sitio de
Kickstarter de la campaña:
http://ift.tt/1Nyz5Ym

Aquí la versión de
pre-prensa del artículo, publicado el pasado miércoles en
Astronomical Journal Letters: http://ift.tt/2CBgjQ8

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