“Doctor, saque su teléfono y analíceme el ADN, por favor”

“Doctor, saque su teléfono y analíceme el ADN, por favor”

/ Imaginemos una escena: un hombre de 54 años acaba de pasar por un procedimiento médico para que le saquen una biopsia, una muestra de tejido. Es posible que tenga cáncer de colon, así que su médico ha programado la toma de muestras para enviarlas a un patólogo, que les dará más información. Diez días después, llegan los resultados: es un tumor cancerígeno. Con serenidad, el hombre recibe las noticias y recuerda haber escuchado que ahora es posible saber la “genética de los tumores” para mejorar el tratamiento; se lo dice al médico. Éste hace un gesto de abatimiento, y le hace saber a su paciente que para obtener ese tipo de información habrían tenido que esperar varios días más hasta enviar la biopsia a un centro de diagnóstico molecular fuera del país, haber pagado mucho más por el procedimiento y necesitado la ayuda de especialistas para obtener e interpretar los resultados. “Claro que la tecnología existe, pero es que es inasequible para nosotros”, bien podría decir el médico, palabras que parecen parafrasear las del escritor de ciencia ficción William Gibson: “El futuro ya está aquí; sólo que no está igualmente distribuido.”

Por fortuna, las que sin duda ya están aquí son personas que están tratando de distribuir de manera más pareja ese futuro. En el campo del diagnóstico molecular, es decir, el diagnóstico basado en las características del ADN y las proteínas de los tejidos del paciente o de los agentes infecciosos, uno de los principales obstáculos para que las tecnologías lleguen a los lugares remotos y de bajos recursos son los altos costos de los aparatos usados. Pero esto parece estar cambiando. A mediados de enero, se presentó un aditamento para smartphones de relativamente bajo costo, capaz de analizar el ADN directamente en las muestras de tejido.

La tecnología, desarrollada en conjunto por un equipo de las universidades suecas de Estocolmo y Uppsala, y uno de la Universidad de California, en Los Ángeles, consiste en un microscopio que usa la cámara de un smartphone común y corriente para generar imágenes de los tejidos, imágenes que pueden dar información sobre el material genético de las células. Para validar su invento, el equipo hizo pruebas en tejidos de cáncer de colon, del cual se conocen muchos de los marcadores genéticos, es decir, “los genes conocidos por albergar mutaciones asociadas al desarrollo de cáncer”, explica Iván Hernández Neuta, uno de los autores del estudio e integrante del equipo de la Universidad de Estocolomo y de Uppsala.

No todos los cánceres son iguales. Según el tipo de mutaciones que se hayan acumulado en el transcurso del desarrollo del tumor, será el comportamiento del cáncer. Algunos son más resistentes que otros a los fármacos; algunos son más proclives a extenderse a otras zonas del cuerpo que otros, o algunos obtienen la capacidad de atacar a otras células del cuerpo antes que otros. Saber con qué tipo de cáncer lidia e paciente puede ser una gran diferencia para decidir el tratamiento. El aditamento inventado por estos científicos es capaz de identificar los marcadores moleculares en las células de un tumor, después de un sencillo tratamiento para observarlas en una placa de cristal, y logra la identificación con la misma eficacia que los aparatos tradicionales usados en centros de diagnóstico molecular avanzados.

Según Aydogan Ozcan, el líder del equipo en la Universidad de California, en los Ángeles, el dispositivo podría ser fabricado en masa por menos de 500 dólares, en comparación con los microscopios tradicionales que llegan a costar entre diez mil y cincuenta mil dólares, según lo cuenta en el comunicado de prensa de la misma universidad.

Esto significaría que esta tecnología podría acercar el futuro del diagnóstico genómico a lugares donde ahora el costo de ese futuro es prohibitivo. Las tecnologías existen desde hace décadas, pero son costosas, y esa “es una de las principales razones por las que aún se sigue haciendo diagnóstico como hace 30, 40 años y más en lugares donde los recursos son limitados”, comenta Iván Hernández Neuta. El trabajo de él y sus colegas tiene la intención de acercar esas tecnologías  a un público más amplio, en lugares remotos o en zonas con poco acceso a tecnología médica de punta. Se trata de un verdadero esfuerzo de ligar la ciencia básica con el bienestar social, lo cual no debería ser una utopía. “El trabajo publicado es una prueba de que las herramientas moleculares, que normalmente están limitadas a laboratorios de investigación, se pueden adaptar en combinación con tecnologías emergentes, para desarrollar pruebas de diagnóstico que son baratas y asequibles”, opina.

Una de las claves del trabajo es precisamente esa combinación con las tecnologías emergentes que actualmente sí son asequibles para mucha gente, como son los teléfonos móviles. Los smartphones se han convertido en el caballito de batalla para muchos inventos ingeniosos en varios campos. “Es un proceso natural pensar que los smartphones vayan adquiriendo cada vez más accesorios, sensores y utilidades con fines muy diversos dada la gran capacidad de cálculo y memoria con la que cuentan estas computadoras de bolsillo”, comenta Martín Monteiro, profesor de Física en la Universidad ORT en Uruguay e investigador en el uso de smartphones para la educación en ciencias (que no participó en el estudio). Desde microscopios sencillos de mesa, hasta potenciales escáneres moleculares, las innovaciones basadas en estos teléfonos móviles siguen apareciendo. “Las posibilidades son ilimitadas”, sentencia.

El trabajo de Ozcan, Hernández Neuta y sus colegas, publicado recientemente en la prestigosa Nature Communications, es otro ejemplo de esa infinidad de posibilidades. Ésta en particular, felizmente, ha sido puesta al alcance de muchos, pues si bien el dispositivo es un prototipo, ha sido validado en el estudio publicado, y los autores han puesto los datos y los resultados del estudio mismo bajo una licencia abierta.  “Nuestra idea era desarrollar un formato que permitiera el uso de estas tecnologías por mas personas,” concluye Iván Hernández Neuta. “Y qué mejor que lograr eso compartiendo estos resultados de una manera abierta”.

Con trabajos y filosofías como las suyas, la distribución pareja del futuro parece estar cada vez más cerca.

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La imagen está tomada del comunicado de prensa de la UCLA.

Aquí el comunicado de la UCLA.

Aquí el artículo donde se reporta la tecnología, citado como Kühnemund, M. et al. Targeted DNA sequencing and in situ mutation analysis using mobile phone microscopy. Nat. Commun. 8, 13913 doi: 10.1038/ncomms13913 (2017)

Aquí la cobertura del trabajo para el portal Gizmodo.

Y aquí el sitio de Martín Monteiro, miembro como nosotros de la Red Latinoamericana de Cultura Científica y a quien le agradecemos su comentarios para este texto.
Pueden seguirlo en Twitter como @fisicamartin

Agradecemos también a Iván Hernández Neuta, que amablemente respondió nuestras preguntas para este texto.

William Gibson dijo esas palabras en una entrevista para la NPR, según se lee aquí.
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