El mundo perdido de los dinosaurios enanos [Segunda…

El mundo perdido de los dinosaurios enanos [Segunda parte]

Nopcsa hipotetizó que, debido a los aún más escasos recursos de la isla, los vertebrados se veían forzados por la presión ambiental a reducir sus tamaños con el paso de las generaciones, a una tasa acelerada para poder subsistir como una población sana, generando con el tiempo una especie enana local. A esta hipótesis se le conoció como «enanismo insular» y, tras varios estudios en la misma región de Transilvania, se ha confirmado este fenómeno.

En 1932, el paleontólogo alemán Friedrich von Huene, quien renombró más especies de dinosaurios europeas en el siglo XX, cambió el nombre, como venía siendo su costumbre de la especie enana de Titanosaurus daucus como Magyarosaurus daucus y otras dos especies: Magyarosaurus transsylvanicus y Magyarosaurus hungaricus, esta última una especie más grande y rara.

Huene asumió que el tamaño enano de esta especie era propio de este saurópodo titanosaurio y no una variación local de los titanosaurios de fuera de la cuenca. Pero esto no quería decir que el enanismo insular no fuera cierto, por el contrario, era la única razón para que estos titanosaurios fueran pequeños en la isla: el efecto insular generaba especiación. Esta idea  fue confirmada en el año 2010 en un estudio donde se evaluó la hipótesis de que, debido a que M. hungaricus era una especie más grande que M. daucus, probablemente se trataba de ejemplares juveniles y adultos más que de un caso de enanismo.

Para abordar el problema se pusieron a estudiar los anillos de crecimiento en los huesos largos de M. daucus. La histología ósea, es decir, la constitución de las células óseas, refleja no solamente la edad de los dinosaurios, sino también una tasa de crecimiento aproximada

De este modo, la histología ósea de dinosaurios de la misma edad es similar; el único ejemplar de M. hungaricus incluido en el estudio se alejó por mucho de la tendencia de crecimiento de los M. daucus, concluyendo que en efecto M. daucus era un saurópodo enano con una tasa metabólica más alta que la de M. hungaricus y que probablemente se trate éste de un género de titanosaurio diferente. Las explicaciones propuestas para esta segunda especie son: 1) o bien, durante un descenso en el nivel del mar el tamaño de la isla aumentó y permitió que por un breve periodo de tiempo pudieran sostenerse poblaciones de saurópodos más grandes que posteriormente se extinguieron cuando la isla redujo su tamaño nuevamente, 2) o se trató de un evento de migración a la isla de algunos ejemplares procedente de las tierras continentales cercanas durante un evento de conexión con el continente. El endemismo de Magyarosaurus dentro de la isla y su enanismo parecen en efecto estar causados por el efecto insular sobre poblaciones de titanosaurios.

Otro interesante caso de la isla de Haţseg se encuentra en el iguanodóntido Rhabdodon, un dinosaurio contemporáneo a Magyarosaurus daucus que se ha encontrado también en la República Checa, en España y aparentemente en Francia. Considerado otro ejemplo de enanismo, aquí la historia resultó estar invertida, pues en un estudio del 2012  donde se comparó a Rhabdodon continentales con la especie insular, Rhabdodon priscus, a nivel de filogenia e histología, se demostró que más bien la especie insular experimentó un caso de gigantismo continental, una vez que una parte de la población insular logró salir hacia el continente. Probablemente, por la misma época en que M. hungaricus llegó a la isla.

Otros casos confirmados de enanismos en la isla de Haţeg son el hadrosaurio Telmatosaurus transylvanicus, el nodosaurio Struthiosaurus transylvanicus, el terópodo Megalosaurus hungaricus, que muy probablemente no se trate de este género, pero por el reducido número de fósiles encontrados no se ha clasificado de forma certera, el velociraptor Balaur bondoc y el alvarezsaurio, otro grupo de terópodos, Bradycneme draculae.

Así pues, lo que el profesor Challenger debió haber encontrado en su viaje a América del Sur, en aquella meseta pérdida en el tiempo, tuvo que ser dinosaurios de un tamaño mucho más pequeño que el que se hubiera encontrado en el registro fósil. Curiosamente, el profesor Challenger no hubiera encontrado ni Stegosaurus, ni Allosaurus, ni Iguanodon, especies comunes en el hemisferio norte y que convencieron al reportero Mallone de la posible veracidad del zoólogo, pues su incredulidad se esfumó cuando Challenger le mostró esquemas de las criaturas que aparentemente vio el artista estadunidense y el ala de pterosaurio que guardaba en un cajón que coincidía con un dibujo en uno de los libros de Challenger.

En su lugar, debió ver más bien especies enanas de los dinosaurios típicos de América del Sur como el saurópodo Patagosaurus o el terópodo Piatnitzkyisaurus, descubiertos muchas décadas después y de los que Challenger no habría tenido conocimiento si solamente hubiera visto bosquejos de estos animales realizados por el artista.

Sin duda su expedición habría sido más increíble y habría tardado más en convencer a alguien de que su relato era verdad, si es que él lo hubiera creído en las inverosímiles criaturas dibujadas en los bocetos.

La tardanza hubiera sido breve, pues Nopcsa ya había entrado en la isla de Haţeg cuando Challenger realizaba su viaje hacia el mundo perdido.

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Esta es la segunda parte de la primera colaboración de Omar Rafael Regalado con Historias Cienciacionales. Omar es biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Actualmente es profesor de Biotecnología en un Centro de Bachillerato Tecnológico, tutor de ciencias en línea para el servicio de Tutor.com y articulista colaborador en la sección de Ciencias de la Revista de Divulgación Cultural Mito. Se ha interesado mucho por la paleobiología y los estudios de evolución, áreas en las que realizó su tesis de licenciatura, y siente una gran atracción y pasión por la divulgación de la ciencia.

[Imagen de la página 187 de El mundo perdido, edición de 1912. Tomada de este sitio]

Aquí la primera parte de esta colaboración.

Sobre la isla Haţeg y sus reconstrucciones geológicas, climáticas y paleobiológicas.

Sobre el enanismo insular del titanosaurio Magyarosaurus daucus confirmado por estudios histológicos en hueso.

Sobre la filogenia y el gigantismo continental de Rhabdodon.

Evidencias de la adaptación reproductiva en huevos de dinosaurios rumanos.

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