Los huracanes y el sexismo implícito
Los huracanes comenzaron a tener nombre a mediados del siglo pasado gracias a que la fuerza aérea armada estadounidense lo hacía en sus comunicaciones privadas. Esta práctica fue extendida con el fin de orientar a la población cuando en 1950 tres huracanes ocurrieron al mismo tiempo.
Desde entonces, de forma alternada, reciben un nombre femenino y masculino. Sin embargo, es probable que los nombres dejen una impresión poco adecuada.
¿Será posible que las personas reaccionan diferente a los huracanes dependiendo el género del nombre? Un grupo de investigadores estadounidenses pusieron esta pregunta a prueba. Generaron escenarios que describían una tormenta próxima, ya fuera con nombres femeninos o masculinos, y le preguntaron a personas qué tan peligroso creerían que sería, y si seguirían las indicaciones de evacuación.
Los resultados mostraron que las personas consideraron a los huracanes con nombres de hombres más riesgosos y dijeron que serían más propensos a evacuar. Por ejemplo, un huracán con el nombre de Danny obtuvo un promedio de 2.1 en una escala de 1 a 7, donde el 1 representaba “con seguridad seguiría las órdenes de evacuación”, mientras que Kate obtuvo un 2.9 en la misma escala.
Esto es importante si tomamos en cuenta que, de acuerdo con reportes históricos, aquellos que han recibido nombres femeninos han sido los más mortíferos. Piensen en Katrina, Irene, Sandy, huracanes que han dejado el mayor número de víctimas y de daños materiales en la última década.
Los autores del trabajo mencionan que se trata de sexismo implícito reflejado en la manera en que el público responde a las indicaciones de seguridad. Además, sugieren que necesitamos dejar de nombrarlos como si fueran hombres o mujeres.
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Fuentes:
Artículo original, Nota fuente de Science.
Imagen del Huracán Isabel capturada desde la Estación Espacial Internacional en 2003. Tomada de este sitio.
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