Hagamos catálogos de las estrellas
Era la inauguración de los juegos paralímpicos del 2012 y miles de espectadores tenían la atención puesta en el discurso de un científico que, desde su silla de ruedas, ha sacudido el mundo de la ciencia moderna. “Miren hacia arriba a las estrellas y no hacia abajo a sus pies”. Si le hacemos caso a Stephen Hawking y dejamos nuestra cabeza viendo al cielo lo suficiente, podremos hacer un catálogo de estrellas… y obtener datos cienciacionales.
Hay que comenzar diciendo una cosa: nuestro catálogo deberá tener un nombre diferente al de GOSSS (Galactic O-Star Sprectroscopy Survey), porque ese ya está apartado. Goss comenzó en 2007, cuando un grupo internacional de científicos volteó al cielo nocturno por doscientas cincuenta veces desde diferentes observatorios, como el de Sierra Nevada en Granada, o el de Calar Alto, en Almería, ambos en España. Estos investigadores captaron imágenes de alta resolución de los cuerpos celestes y, gracias a esto, ahora tenemos la visualización más precisa de las estrellas O jamás antes obtenida.
En general, las estrellas se clasifican en tipos dependiendo en su espectro, el cual indica los elementos químicos de los que están constituidas, la distancia a la que están, su edad, su luminosidad y la tasa con la que pierden masa; las O son las más masivas y calientes. El problema es que dependiendo la técnica que se utilice para observarlas, la clasificación cambia. Esto significa que algunas estrellas que son de tipo B, puede que parezca que son O. El proyecto GOSSS tomó esto en cuenta y lo evitó, ya que su objetivo fue generar una recopilación homogénea de las muestras para reducir los errores que se cometen en la clasificación de las estrellas.
GOSSS no está aún terminado. Hasta ahora se tienen clasificados 448 objetos de tipo O de las mil estrellas de este tipo, lo que corresponde al 2% total de la Vía Láctea.
Las del tipo O son escasas, pues sólo una de cada dos millones de estrellas entran en esta clasificación. A pesar de que sus integrantes tienen desde dieciséis hasta más de cien veces la masa de nuestro Sol, y pueden ser varios millones de veces más brillosas que nuestro astro rey, poco se conoce sobre su nacimiento y evolución.
Ni hablar. Tendremos que buscar otro nombre para nuestro catálogo, y centrarnos en otro tipo de estrellas. Eso sí, como dijo Hawking en ese mismo discurso, siempre debemos intentar buscar sentido a lo que vemos, y preguntarnos sobre lo que hace que exista el universo. Seamos curiosos.
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Fuentes:
Artículo original, Nota fuente de Sciencedaily.
Imagen que muestra las diferentes clasificaciones de estrellas. Tomada de la nota fuente.
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