Esta nueva especie de ácaro tiene problemas de identidad
Este animal parece y se mueve como un gusano, pero no es un gusano. La persona que lo descubrió lo llamó “dragón”, no porque se parezca a los animales mitológicos, sino porque es semejante a los dragones chinos que parecen serpientes. Pero tampoco es un dragón. Este animal, se parece a todo menos lo que verdaderamente es: un ácaro.
Muy diferente de tener el cuerpo redondo y la superficie externa dura, como todos los ácaros, esta nueva especie tiene una estructura oral que le hizo recibir sus dos nombres en latín para género y especie, que en castellano significan «boca de monedero». La boca no tiene una estructura típica de otras especies de ácaros, pues en el frente presenta una forma que parece una bolsa; según el autor, podría funcionar como un cascanueces. Todos estos rasgos están empaquetaditos en un cuerpo de 600 micrómetros -unas cuatro veces más que lo que mide un óvulo humano.
La nueva especie de ácaro fue obtenida de una muestra de suelo a poco más de 50 cm de profundidad, al otro lado de la calle del laboratorio de acarología de la Universidad Estatal de Ohio. El que los ácaros hayan sido congelados en nitrógeno líquido inmediatamente después de su recolección, tiene que ver con el microscopio usado para su estudio. El descubridor tuvo que emplear un microscopio electrónico de barrido a bajas temperaturas y no uno normal porque de ser así, el pequeño cuerpo de los animales se hubiera hecho papilla por el efecto intenso del vacío. De hecho, el autor principal tuvo que esperar un año para emplear este microscopio para tomar imágenes de alta resolución de este animal.
Fue gracias a esto que detectó su característica boca y numerosos pelos a lo largo de sus cuerpos, mismos que les ayudan a conocer el ambiente que los rodea y que se presentan en patrones que no coincidían con los miembros de su familia.
Aunque la forma de sus músculos a lo largo de su cuerpo sí se parece al de los gusanos, el ácaro no puede alterar su diámetro de la manera en que lo hacen éstos. Lo que si es que se mueven como ellos. Es lo que se conoce como evolución convergente -la misma solución para un problema similar-, ya que su cutícula se extiende y contrae como la de un gusano.
Es así como se describió una especie nueva, la quinta de la familia Nematalycidae, y la segunda en Norte América. Con esto, surgen nuevas preguntas para tratar de entender cómo con un tamaño tan pequeño interactúan con su ambiente físico y biológico. El siguiente paso es describir a detalle esa boca de monedero. Y con suerte, resolverle los problemas de identidad al ácaro.
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