¡Vuela, abejorro, vuela!
No estamos muy seguros, pero es probable que estos abejorros hayan ido a una de esas sesiones motivacionales en las que les dijeron “¡Vuelen alto!” y los muy obedientes se lo tomaron literalmente en serio.
El vuelo a grandes altitudes involucra características fisiológicas y aerodinámicas importantes, mismas presenten en algunos insectos que alcanzan alturas de hasta cuatro mil metros. Específicamente, el abejorro alpino presenta ciertas características aerodinámicas con las que puede mantener el vuelo a bajas presiones, esto es, en altitudes que exceden los nueve mil metros de altura… ¡más alto que el monte Everest!
¿Cómo lo hacen? De acuerdo con un estudio publicado este año, el principal medio de compensación para superar el reto aerodinámico de la baja presión atmosférica es la modulación de la amplitud del movimiento de las alas y no a la cantidad de aleteos en el tiempo. Es decir que estos abejorros mueven sus alas más hacia atrás y más hacia adelante durante cada vuelo y así compensan la falta de presión.
Los autores de esta investigación llegaron a dicha conclusión gracias a que atraparon a seis abejorros machos que vivían a una altitud de 3250 metros sobre Sichuan, en China. Los abejorros fueron colocados, uno a uno, en cámaras de vuelo a la que les sacaron la suficiente cantidad de aire como para simular las condiciones atmosféricas a grandes altitudes.
Ya que este trabajo fue realizado en machos, la pregunta que se deriva es: ¿será que esto es cierto para las hembras? Éstas tienen alas más pequeñas y, por tanto, un rango de movimiento más pequeño.
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Fuentes:
Artículo del trabajo del que se hace mención.
Imagen tomada de este sitio.
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