No fueron dos, sino cuatro, los protobrazos del Tiktaalik

No fueron dos, sino cuatro, los protobrazos del Tiktaalik

/ En 2004, una expedición a la isla canadiense de Ellesmere dio a los paleontólogos Edward Daeschler, Neil Shubin y Farish Jenkins la sorpresa de su vida. Al regresar de viaje, trajeron consigo uno de los hallazgos fósiles más impresionantes de la última década: un pez que, a pesar de tener aletas y un cuerpo alargado, compartía muchos rasgos con los tetrápodos, el grupo de animales que engloba a los anfibios, reptiles, aves y mamíferos. No pasó mucho tiempo antes de que el Tiktaalik roseae, nombre que sus descubridores le pusieron a esta quimera, se considerara un animal pionero en la invasión continental de una Tierra antigua que existió hace 375 millones de años.

Cuando reportaron su hallazgo en la revista Nature en 2006, los investigadores propusieron que Tiktaalik habían comenzado a desplazarse hacia tierra firme únicamente con sus dos extremidades frontales, como algunos peces hacen; el uso de cuatro extremidades habría surgido como un rasgo típico de los tetrápodos. Ahora, años después, ya no están tan de acuerdo. Y es que el reciente descubrimiento de una pelvis y una aleta pélvica parcial muy bien preservadas cambia todo el panorama.

Sabemos que Tiktaalik parecía un pez con una cabeza similar a la de los cocodrilos, alcanzaba una longitud de casi tres metros y vivía en ecosistemas de agua dulce poco profundos. También sabemos que tenía branquias, escamas y podía mover el cuello (cosa rara en los peces). Además, su caja torácica era muy robusta y ya había desarrollado pulmones primitivos. Pero quizá lo más increíble eran sus aletas delanteras, con hombros, codos y muñecas, estructuras que le permitieron avanzar hacia tierra firme.

Sin embargo, no fue hasta fechas recientes que la expedición logró desenterrar la parte trasera del Tiktaalik: una pelvis completa del espécimen original. Esto permitió al equipo comparar sus extremidades frontales y traseras. Al hacerlo, Edward, Neil y Farish volvieron a quedarse helados con las nuevas observaciones.

Similar a la de los tetrápodos, la pelvis de Tiktaalik mostraba una cintura pélvica de casi el mismo tamaño que la cintura escapular. Además, encontraron una gran articulación que conectaba la cadera con un fémur móvil que el animal podía extender y algunas crestas en los músculos de la misma cadera, que indican una mayor fuerza en las aletas. Todas ellas, tanto traseras como frontales, eran igual de robustas y complejas.

Aunque el esqueleto de este misterioso animal es semejante a la de un pez, el tamaño, movilidad y robustez de sus extremidades hacen pensar que podía moverse de muchas maneras en las que los peces actuales no pueden. Como sentencia Neil Shubin, “sin importar el modo de andar del Tiktaalik, es claro que las extremidades traseras y la locomoción por medio de la propulsión pélvica empezó en los peces y más tarde se exageró durante la evolución de los tetrápodos”.

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[En la imagen, la nueva representación artística del Tiktaalik roseae en su ambiente natural. Tomada de la fuente de la Universidad de Chicago y realizada por Neil Shubin]

Fuente en University of Chicago

Artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America

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