Serpientes: terror de los primates

Serpientes: terror de los primates

Desde los cabellos mortíferos de Medusa, el reconocido encantamiento de serpientes, los mitos y leyendas populares, o los hipnotizantes ojos de Kaa, del Libro de la Selva, los reptiles sin patas han estado casi siempre presentes en la cultura humana.

Se sabe que los mamíferos modernos evolucionaron al mismo tiempo que algunas serpientes lo suficientemente grandes como para alimentarse de ellos, hace más o menos 100 millones de años. Pero, ¿serán importantes éstos escamosos animales en la evolución de los primates, por ejemplo?

Ésta misma pregunta se planteó Lynne Isbell, antropóloga de la Universidad de California. Según ella, las serpientes son principales depredadoras de algunos simios y regulan el crecimiento de sus poblaciones, por lo que es seguro que los primates, a su vez, hayan desarrollado algún tipo de defensa durante su camino evolutivo.

Lynne especula que la refinada visión de nuestros ancestros es un reflejo de este tipo de defensa contra las serpientes. Y en su hipótesis no está sola: el mes pasado, un equipo de investigadores japoneses y brasileños descubrieron neuronas específicas en el cerebro de los macacos que responden a imágenes de serpientes. 

Muchas más neuronas de este tipo se activaron, y de manera más intensa y veloz, en comparación con otras células nerviosas que se prenden en respuesta a imágenes de caras y manos de otros macacos, o a figuras geométricas. Dada la naturaleza social de los primates, esto fue una sorpresa para Hisao Nishijo, autor del estudio: “los resultados muestran que el cerebro tiene circuitos neuronales específicos con los que es capaz de detectar serpientes, y esto sugiere que estos circuitos neuronales han sido codificados genéticamente”.

Los macacos con los que se realizó el experimento se criaron en una colonia de laboratorio, por lo que nunca han tenido un encuentro con una serpiente real. “No veo otra manera de explicar ésta sensibilidad a las serpientes en las neuronas, excepto a través del camino evolutivo”, añade Isbell. “Yo no hago neurociencia y ellos no estudian evolución, pero creo que si trabajamos juntos podemos traer una perspectiva más amplia para la neurociencia y nuevas perspectivas a la evolución”.

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En la foto, un macaco Rhesus del parque Nacional de Bandhavharh, Madhya Padresh, India. Tomada por Thorsten Milse.

Fuente en la Universidad de California, Davis

Artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences

via Tumblr http://historiascienciacionales.tumblr.com/post/65961387937

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