¿Quienes pagan nuestra esperanza de vida?
/ Los seres humanos somos parte de los ecosistemas. Eso significa que consumimos sus recursos y afectamos directamente a las especies que viven en ellos. Un par de científicos de la Universidad de California, Davis, nos lo recuerdan esta vez por medio de un estudio que encuentra ligas entre los indicadores socioeconómicos humanos, particularmente la esperanza de vida y el PIB per cápita, y el estado de salud de un ecosistema.
Entre los indicadores socioeconómicos que Aaron Lotz y Craig R. Allen, los autores del estudio, usaron están el PIB per cápita, el turismo, la malnutrición, la intensidad de agricultura, el nivel de educación, la presencia de políticas de protección al ambiente, la regulación de pesticidas, la esperanza de vida o la estabilidad política. Lo que eligieron como indicador de salud de los ecosistemas fue el porcentaje de especies invasoras o en peligro de extinción de mamíferos y aves. Las especies invasoras son las que naturalmente no pertenecen a un ecosistema y, cuando llegan a él, lo colonizan con tanta eficacia que pueden llegar a poner en riesgo a las especies locales. Se considera que la presencia de especies invasoras o un alto número de especies en peligro es mala señal para un ecosistema.
Después de poner a prueba varios modelos matemáticos para relacionar los datos, los autores del estudio encontraron que el PIB per cápita y la esperanza de vida son los indicadores que están maś relacionados con la salud de los ambientes naturales, particularmente para el número de especies invasoras. La relación fue directa: mientras más PIB per cápita o más esperanza de vida, más especies invasoras se pueden encontrar en el ecosistema.
“Una esperanza de vida más alta significa que la gente vive más y afecta durante más tiempo al planeta; cada año es otro año de huella de carbono, huella ecológica, uso de recursos naturales, etc.”, escriben Lotz y Allen en su artículo publicado el mes pasado en la revista Ecology and Society.
Aunque su estudio sólo encontró correlación y no causas, los autores consideran importante que no olvidemos que somos parte integral de los ecosistemas que habitamos. “Necesitamos empezar a relacionar a los humanos con el ambiente en nuestras investigaciones y no dejarlos fuera de la ecuación. Necesitamos darnos cuenta que tenemos una conexión directa con la naturaleza”, comenta Lutz para el sitio de noticias de su universidad.
Aquí la nota fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2013/10/131009130122.htm
Aquí el artículo original: http://www.ecologyandsociety.org/vol18/iss3/art15/
Imagen tomada de Wikimedia Commons.
via Tumblr http://historiascienciacionales.tumblr.com/post/63783375761