Las ratas también podemos reír
«Los humanos son más simpáticos de lo que creía. Al principio me sentía desdichada y, para ser franca, bastante atemorizada. Había escuchado rumores acerca de nosotras, las que nacemos en laboratorios: verdaderas historias de terror sobre cómo nos tratan en estos lugares. Sin embargo, el tiempo que he estado por acá me la he pasado de ma-ra-vi-lla”, comenta Petunia la rata de laboratorio.
Jaak Panksepp, el carismático doctor que parece estar a cargo aquí, observa a sus ratas con singular alegría. “Se asegura de que cada día de trabajo esté lleno de diversión. Ni siquiera parece que nos estén estudiando: el juego entre nosotras está más que permitido y, cuando nos aíslan del grupo, siempre hay una mano humana dispuesta a hacerte cosquillas”.
Desde la década de los noventas, Jaak y su equipo descubrieron que las ratas emiten un chillido ultrasónico único cuando juegan con sus compañeras o anticipan el momento del juego. “Pero lo que realmente me destornilla de la risa es cuando me cosquillean la nuca o la barriga”, añade Petunia. Esto es cierto: las ratas parecen reír más cuando juguetean con los humanos.
Para Jaak, investigador dedicado a estudiar las bases de las conductas emocionales, la risa de las ratas no es muy distinta a la de nosotros mismos. De hecho, al mapear el cerebro de varios roedores descubrió que, como en humanos, ciertas zonas asociadas al bienestar se prenden cuando se induce la risa. Es decir, esta expresión emocional también refleja una avalancha genuina de alegría.
No conforme con esto, Panksepp también investigó si la risa de sus ratas podía relacionarse con una actitud optimista. “¡Me acuerdo de ese experimento!”, exclama la rata Petunia. “Nos enseñaron a apretar una palanca de la que obteníamos comida si escuchábamos un sonido específico. Cuando oíamos otro sonido más agudo, significaba que pronto nos darían un choque eléctrico así que teníamos que apretar una palanca distinta para evitarlo”.
Una vez entrenadas, las ratas fueron separadas en dos grupos: a uno le harían cosquillas y al otro no. “Yo quedé en el grupo divertido, por supuesto. De pronto, todas escuchamos un tono ambiguo a los que ya conocíamos; era un sonido intermedio”. Para la sorpresa de los científicos, las ratas que habían sido sometidas al tratamiento de risa apretaron la palanca de comida. Aquellas que nunca sintieron las cosquillas prefirieron apretar la palanca que las salvaría de un posible martirio.
Con todos los datos que ha acumulado a través de los años, Jaak Panksepp se pregunta: si los animales también experimentan dolor, alegría, tristeza y risa, ¿podrían ser tener conocimiento de sí mismos y de su entorno? “Al fin y al cabo, poseemos las bases neurológicas a partir de las cuales se genera la conciencia”, concluye Petunia. «¿Quién dice que ustedes son los únicos seres conscientes?».
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[Foto de una rata riendo al ser cosquilleada. Tomada de este sitio]
¿Quieres ver cómo ríen este tipo de roedores? ¡Observa este vídeo!
Artículos sobre la risa inducida en ratas, sobre porqué la risa en ratas en similar a la de los humanos y sobre cómo las ratas que ríen son optimistas.
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