¿Quiénes fueron los abuelos de los perros?
Los perros son nuestros mejores amigos, se les encuentra por todo el mundo y nos han acompañado por miles de años. Sin embargo, todavía no conocemos con precisión los detalles del nacimiento de nuestra amistad.
Se piensa que los perros son descendientes del lobo gris (Canis lupus), y algunos incluso los consideran una subespecies de los lobos. Según algunas visiones, los humanos habrían tenido contacto con lobos conforme dejaban África y ocupaban Europa y Asia. Alguno de esos contactos habría terminado en la domesticación de los lobos, que terminaría en el surgimiento de los perros y en las cientos de razas caninas que conocemos actualmente. Pero las preguntas sobre los primeros momentos de la domesticación del perro son muchas todavía. ¿En qué región geográfica sucedió? ¿Hace cuántos miles de años? ¿Hubo un solo evento de domesticación o varios? ¿Pudimos domesticarlos gracias a que eran un tipo de lobos más dócil o fue la domesticación la que promovió su cambio morfológico y de comportamiento?
Una serie de estudios genéticos realizados de equipos internacionales ha respondido algunas de estas preguntas. El más reciente de ellos, por Adam Freedman y John Novembre de las Universidades de California y Chicago respectivamente, comparó los genomas de tres poblaciones de lobos grises y de tres razas de perros con la esperanza de que las diferencias y similitudes entre ellos arrojara luz sobre la historia evolutiva de nuestros mejores amigos.
Uno de los puntos fuertes de ese estudio es la elección de las razas de perros y las poblaciones de lobos que los científicos secuenciaron. Se ha propuesto que los centros de domesticación canina más probables son Europa, el Medio Oriente o el sureste de Asia. De modo que los investigadores eligieron tres poblaciones de lobos grises, una en Croacia, otra en Israel y la tercera en China. Entre las razas de perros, además los Boxer, buscaron aquéllas que fueran muy viejas y que se hubieran mezclado muy poco con lobos. Una raza africana llamada Basenji y los dingos de Australia son las que más cumplen con esos requisitos.
La primera sorpresa surgió cuando los investigadores compararon los genomas para ver cuál de los grupos de lobos se parecía más a los perros. Encontraron que los genomas de los tres grupos de lobos se parecen en la misma medida a los de los perros. Dicho de otra forma, no se puede decir que ninguna de esas poblaciones de lobos sean los ancestros de los canes. ¿Y entonces? ¿Dónde están los abuelos de los perros?
Los autores del estudio dicen que es muy probable que estén extintos. Suponen esto porque saben, por datos arqueológicos y fósiles, que es improbable que lobos grises de otras regiones geográficas fueran los ancestros caninos. Además, en los genomas de los lobos encontraron rasgos que indican que en algún punto de su historia estos carnívoros vieron disminuidos sus números dramáticamente (un fenómeno que se llama cuello de botella poblacional).
Después de calcular las tasas de mutación del genoma de los perros (el número de cambios en un sitio del genoma por año), los investigadores pudieron situar el momento en que éstos fueron domesticados: un tiempo que va de hace 11 a 16 mil años. Ese es un momento anterior a la agricultura, así que la escena más probable de domesticación canina no sea la de perros acercándose a comer a las aldeas humanas, sino perros que acompañaban a los humanos a cazar.
Con todo, sus datos sobre el tiempo de domesticación contrastan con los otros dos estudios publicados también este año. Uno de ellos, liderado por Erik Axelsson y Kerstin Lindblad-Toh, sitúa el origen canino en el Medio Oriente hace 10,000 años. El segundo, coordinado por Ya-ping Zhang, afirma que la domesticación sucedió hace 32,000 años en el sur de China. Ambos estudios tienen problemas para conciliar sus resultados con los datos paleontológicos, pues por un lado se conocen huesos similares a los de los perros domésticos con más de 10,00 años de edad, y por el otro, no se tiene evidencia de que hayan existido lobos en esa zona de China.
En lo que los tres estudios coinciden es en los cambios que han sufrido los genomas de los perros durante su evolución. Se encontró que la mayor cantidad de variaciones no se presenta en genes que codifican proteínas, sino en regiones que regulan la expresión de esos genes. Esta forma de evolución se ha observado en otros casos de domesticación, como en el del maíz. Los resultados de los tres estudios indican que los genes que sufrieron cambios más importantes fueron aquellos involucrados con la digestión de lípidos y carbohidratos, con la regulación del crecimiento óseo y el metabolismo de los lípidos y con el desarrollo de la estructura cerebral.
Es seguro que con el tiempo surgirán nuevos datos sobre la historia evolutiva de nuestros mejores amigos, datos que podrán darle más forma a la historia de su domesticación. Por ahora, el mensaje con el que nos podemos quedar es que la evolución de los perros y la de los humanos han ido de la mano. O mejor dicho, han caminado juntas.
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En la imagen, de izquierda a derecha: el lobo gris europeo (Canis lupus lupus), un Bóxer, un Basenji y un Dingo. Tomadas de Wikimedia Commons las primeras dos, de dogfeed12.blogspot.com la segunda y de dogbreedinfo.com la tercera.
El primer manuscrito del artículo de Freedman y sus colegas.
El artículo de Axelsson y su equipo, publicado en Nature.
El artículo de Zhang y sus colegas, publicado en Nature Communications.
Una nota sobe la polémica en Nature.
Y otra nota, en ScienceNews.
via Tumblr http://historiascienciacionales.tumblr.com/post/53806716633